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lunes, 7 de septiembre de 2015

A las cuatro y veintitrés.


Que tienes razón. Quizás ahora hable como quién no tiene ya nada que perder. Hace tiempo que llegó Septiembre, y quemé tus cartas y todo lo que me hacía pensar en tí cuando llegaba la hora del té.
Siempre pensé que la hora del té era la que marcaba si alguien te importaba y en qué manera. Tú decías que eso te parecía que se sabía mejor al llegar la noche. Nunca nos pusimos de acuerdo.
Y es que es ahora con el paso de los meses cuando empiezo a creer que tal vez esa hora sobrevalorada nos pertenece. Esa hora sigue existiendo aún cuando te has ido. Y quizás nadie me dice cuánto le gusta mi colonia ni mis trenzas desechas. Pero poco a poco las canciones y películas dejan de hablar de tí. Y también las almohadas y sábanas van olvidando que una vez estuviste.
Porque llegan momentos en los que ir hacia arriba es la única opción. Y torres más altas han caído.

Lau_arasdesuelo